jueves, 21 de abril de 2011

El pasado, por Luis Gruss

La memoria tiene una enorme fuerza de gravedad. Atrae tanto como una mujer desnuda y en lo oscuro. Es inútil tratar de ignorarla. Se la puede negar por un tiempo. Incluso por un tiempo extenso. Pero a la larga la memoria termina ganando la carrera. Y nos chupa hacia adentro como un remolino. Y nos dejamos hundir porque hemos escuchado consejos al respecto. Resistir el remolino significa hundirse y ahogarse. Si en cambio nos dejamos llevar seremos disparados hacia arriba, es decir, nos salvaremos. La memoria salva.

Ardor en el pecho

Entonces en la penumbra de la habitación se despertó sobresaltado. A tientas buscó la perilla del velador, que logró encender. El ardor en el pecho le crecía y sentía su respiración agitada. Miró hacia la ventana y observó que las ramas se sacudían. Se frotó las manos. No tuvo ganas de levantarse. Otra vez, como cada mes el ardor le regresaba. Era la señal inequívoca que el amor por ella no había muerto.